La razón por la que no tienes demanda de tus productos o servicios como quisieras, es porque no estás centrando tu mensaje en la resolución del problema que tiene tu cliente ideal.
Es importante que sepas que no existes para ser un simple vendedor que compite con precios y solo hace ofertas y más ofertas.
Existes para resolver un problema que tu cliente tiene. Así que hoy aprenderás algo muy valioso que te ayudará a darle sentido y propósito a tu marca…
¿Por qué las personas compran realmente?
Piensa: ¿Cuáles son las razones por las que compras algo? ¿Qué era eso que intentabas solucionar con ese producto o servicio? ¿Qué necesidad había detrás de comprarlo?
La gente compra aquello que le hace la vida más fácil.
Imagínate que vendes chicles.
El problema específico es: “tengo mal aliento”.
¡Pero ve más allá!
“Tener mal aliento me hace sentir inseguro cuando interactúo con otros”.
¡Ve aún más allá!
“Tener mal aliento me impide darle un beso a esa chica que me gusta.”
Entonces… ¿Qué problema soluciona un chicle realmente? ¡Bingo!
Dedícale tiempo a profundizar y a ser muy específico en ese problema, en la necesidad que tiene tu audiencia al quererte comprar.
Diferencias entre lo que vendes y lo que la gente compra
Un dueño de accesorios para mujeres vende prendas.
Una mujer compra belleza, la posibilidad de sentirse mejor consigo misma y tener mayor autoestima.
Una agencia de festejos vende una decoración para una fiesta.
Un cliente compra experiencias, momentos memorables que quedarán en la mente de cada persona que asista al evento.
Un coach de negocios vende conocimientos.
Un emprendedor compra ese impulso que necesita para saber cómo conectar con su cliente ideal como si fuera su mejor amigo, manteniendo siempre su autenticidad.
¿Lo ves ahora?
La gente invierte para satisfacer algún aspecto de su vida. Sus anhelos son mucho más profundos que un simple producto o servicio.
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¿Qué problema resuelve tu marca?
La solución que plantea tu marca debe pintar un final feliz, un final mejor de cómo empezó. Piensa en la transformación que ofreces a tu cliente.
En otras palabras: tu propuesta de valor.
El mercadeo digital tiene como prioridad recrear escenas en la mente de tu cliente ideal (escritas y visuales), más allá de una transacción.
- ¿Qué es lo que pasa en la vida de ese cliente después de que te compra?
- ¿Cómo se ve, se oye, se huele, se prueba?
- ¿Cómo se ve su vida?
- ¿Cómo se siente?
- ¿Cómo logras que sea una mejor versión de sí mismo?
Enfócate en servir a tu audiencia
Cuando te centras en brindarle a tu audiencia un valor agregado más allá de un producto o servicio, tienes la oportunidad de conectar con ellos de manera genuina e incluso emocional.
Crear ese vínculo hará que se queden contigo y te conviertas en su primera opción. Por eso:
- Posiciónate y lidera como el experto que eres en tu industria.
- Súmate a la conversación desde el servicio.
- Estírate y piensa cómo puedes servir a tu audiencia remotamente.
Esto resultará en nuevas oportunidades de servicio y nuevas líneas de negocio que, tal vez, nunca pensaste, tales como:
- Invitaciones a citas y conferencias virtuales.
- Clases digitales.
- Oportunidad en crear cursos online.
- E-commerce.
- Soluciones de envío diario o domicilios.
- Colaboraciones con personas referentes en tu nicho.
- Asociaciones virtuales para apoyar tu industria.
- Comunidad virtual para tu audiencia.
Espero que ahora tengas un poco más claro cómo poder realmente ayudar a tus clientes dejando de vender productos y enfocándote en resolver problemas a la mayor cantidad de personas posibles. Así tu negocio alcanzará el éxito.
¿Aún no sabes cuál es el problema que le resuelves a tu cliente? Ese es tu problema y yo puedo ayudarte a definirlo.
¿Te das cuenta de cómo funciona?